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miércoles, 30 de marzo de 2011

Comentario de la Creación de Adán, de Miguel Ángel · Arrte cinquecento

"Creación de Adán"
Fresco situado en el techo de la Capilla Sixtina. Obra de Miguel Ángel a principios del siglo XVI y que pertenece al arte del cinquecento en la etapa del Renacimiento en Italia.

Esta obra pertenece al conjunto artístico que Miguel Ángel hizo en el techo de la Capilla Sixtina (Ciudad del Vaticano), donde se muestran historias del Antiguo Testamento de la Biblia.
La obra que vemos es la de la representación de la Creación de Adán. Vemos dos figuras, la de Adán (abajo a la izquierda) y la de Dios (arriba a la derecha) rodeado de ángeles.
Podemos observar que se prescinde de paisajes ya que se pretende transmitir una enseñanza. Tan solo vemos un sutil y débil paisaje en la porción de tierra sobre la que descansa Adán.
Es por tanto que tenemos una parte terrenal y otra divina claramente diferenciadas:
- En la Parte terrenal tenemos a Adán tumbado y desnudo con una pose sutil y con un pronunciado escorzo lateral. En él se observa un logrado estudio anatómico con un gran desarrollo de la musculatura, creando luces y sombras que hacen del cuerpo una figura realista. Su rostro no se puede considerar del todo realista, tal vez podamos decir que es algo idealizado.
- En la parte divina nos encontramos con la figura de Dios (un Dios anciano, símbolo de la sabiduría y de la experiencia). Dios es representado con unas telas como ropaje de tonos rosados y que por la acción del viento se le ciñen al cuerpo, dejando ver a un Dios fuerte y vigoroso. Este hecho crea en la imagen un claro movimiento y dinamismo y crea una serie de juegos de luces y de sombras en los pliegues. Vemos, al igual que en la figura de Adán, un pronunciado escorzo lateral, dado que aparece como flotando en posición horizontal.  Su rostro es realista (clara ancianidad) y bastante expresivo, dando sensaciones de esfuerzo, su pelo y barba blancos  también se ven azotados por el viento, ampliando aún más el dinamismo de la obra. En los ángeles que soportan a Dios hay un cierto caos, sus rostros muestran el esfuerzo por sostenerle y tienen un marcado realismo y expresividad.

Miguel ángel quiso remarcar la unión entre el hombre y Dios, uniendo a Adán y a Dios con esos dedos que parece que se van a juntar. Ésto provoca un estiramiento de los brazos, las figuras se estiran hasta casi tocarse.

Se utiliza una luz frontal clara, y las figuras protagonistas están claramente diferenciadas, sin confundirse con el fondo. El color de la obra cumple con la gama cromática fría en la gran mayoría de la composición.