Obra pictórica del siglo XVII perteneciente al arte barroco. Obra del pintor español Francisco de Zurbarán que describe la escena en la que San Hugo va a visitar a los Cartujos en Cuaresma y les encuentra comiendo carne, lo cual estaba prohibido.
En la obra podemos observar varios detalles: Primero podemos ver cómo existe una pintura dentro de la obra en la pared del fondo, la cual aporta horizontalidad a la composición. Segundo, observamos a a 5 cartujos principales y otros dos que se salen en parte del marco de la imagen, un detalle muy barroco. En estos vemos un dominio de las tonalidades del blanco, que portan luminosidad al cuadro. Los cartujos visten ropas oficiales de la época, y las capuchas ayudan a crear una verticalidad en la obra. Tercero, la mesa aporta horizontalidad, y he aquí los detalles más asombrosos de la obra, un bodegón de naturalezas muertas, donde encontramos jarrones bien detallados, y servilletas con pan sin probar y la carne en otros platos. La disposición de estos tres materiales se disponen de la misma manera (jarrón el fondo de la mesa, plato con carne a la izquierda del jarrón y algo retrasado respecto a éste, y el pan, como figuras más acercadas a las personas. Además, vemos algunos cubiertos. Las sombras que se generan con los objetos, así como los brillos, están tratados con maestría. Por último, vemos la escena principal, vemos a San Hugo (a la derecha) con su paje (a la izquierda). San Hugo se inclina y señala horrorizado el plato con la carne, lo cual centra la atención del espectador en el detalle ese. Su cuerpo, de perfil en un escorzo lateral, muestra a su mano señalando la carne, a un rostro de sorpresa, expresivo y realista, las telas juegan con las sombras y con los tonos de blancos y grises. San Hugo se inclina formando una diagonal. Observamos en él, que parte de su cuerpo sale del marco. La cacha aporta verticalidad. El paje se inclina también, y es el personaje que más resalta por su vestimenta, en tonos terrosos, típico de la época., en él, se observa una línea diagonal por esta inclinación. El paje también se muestra sorprendido, y abre la boca, remarcando esta sensación así como la expresividad.
Observamos una obra muy luminosa, en contraposición con el tenebrismo internacional, Vemos una luminosidad tal, que se hace una escena demasiado pulcra.