Obra escultórica perteneciente al barroco español del siglo XVII. Obra de Gregorio Fernández que representa un tema religioso de culto cristiano. Hace referencia al momento en el que la Virgen sostiene a su hijo momentos posteriores a El Descendimiento"
Es esta obra es palpable el dramatismo de las figuras, la espiritualidad, la expresividad y la teatralidad de los rostros y de los gestos de las dos figuras. En las líneas podemos observar una gran diagonal en el cuerpo de Cristo, con una vertical en el de la Virgen y una línea horizontal en la base de la imagen, estas tres líneas generan un triángulo, con el que se enmarca la obra.
Los detalles escultóricos que observamos son el profundo acartonamiento del trato de la madera (material del que está hecho la obra), lo pliegues que se observan en las telas y en las rocas son angulosos y de un vago realismo, que contrasta con las dos figuras humanas. En Cristo podemos ver a un Cristo hombre, con las huellas de La Pasión en su cuerpo (clavos en manos y pies y lanza en el costado). En Cristo observamos un gran estudio anatómico con un notado realismo. El escultor, crea un cuerpo doliente, un cuerpo delgado y ya muerto, con una musculatura marcada, que no ruda. El rostro de Cristo denota muerte, con los párpados cerrados con la mandíbula sin vida, caída...
Se observa una conexión con la Virgen donde ésta sujeta a su hijo con la mano izquierda, la cual agarra con fuerza a Cristo (mano en tensión), aquí se observa u gran realismo y una gran teatralidad dramática, que acompaña a la de la composición. La Virgen se muestra con un rostro doliente, suplicante, dramático, sufriente. La expresión del rostro tiene unos ojos llorosos con el entrecejo arrugado y la boca abierta, lo cual añade más dramatismo a la obra. La mano derecha de la Virgen acompaña la súplica con su gesto.
En cuanto a la línea cromática, vemos que la Virgen conserva el tradicional rojo en el vestido y azul en el manto, al cual se añaden remates dorados. La luz actúa sobre la tela generando zonas de gran luminosidad y otras de gran oscuridad, gracias al juego de variedad de tonalidades cromáticas. En Cristo, el color genera las huellas de La Pasión, con u cuerpo amoratado, con rastros de la tortura que sufrió momentos previos a su muerte. Es un cuerpo sucio, sobre todo en los pies y en las rodillas, donde crea más sombras.